Vístete! Hailey Bieber y el renacer del glamour noventero en Nueva York (con guiño a Sarah Jessica Parker)

 Anoche, las calles de Nueva York volvieron a respirar ese aire chic y cosmopolita que marcó toda una época. ¿La razón? Hailey Bieber apareció en escena como salida de una cápsula del tiempo —o mejor dicho, de la colección  de Tom Ford para Gucci— con un look que hizo eco directo del legado de Sarah Jessica Parker en su era dorada como Carrie Bradshaw.

Un look con sabor a archivo y alma neoyorquina

De camino al restaurante Café Zaffri, Hailey lució un vestido vintage de Gucci primavera 1998, una joya de archivo diseñada por Tom Ford que representa a la perfección el minimalismo sexy de finales de los 90. El diseño, en un delicado azul pálido, sin mangas y con cuello alto, parecía casi hecho a medida para una noche neoyorquina de entretiempo.


¿No recordais este vestido? quizás ésto os ayude y es que hay escenas que se graban a fuego en la memoria colectiva de la cultura pop. Una de ellas, sin duda, es Carrie Bradshaw caminando por las calles de Manhattan con su famoso tutú blanco, justo antes de que un autobús la salpique de barro… Un momento icónico, absurdo, perfectamente Carrie.

Pero, ¿y si te dijéramos que esa escena pudo haber sido muy distinta?


Estamos ante el "what if" más fashionista de la historia. En una de las versiones alternativas del episodio piloto, Sarah Jessica Parker no llevaba el icónico tutú de bailarina. En su lugar, vestía un elegante vestido azul de Marc Jacobs, de silueta fluida y sofisticada. En vez de mirar con desconcierto cómo el autobús la empapaba, Carrie coqueteaba con un chico que pasaba por la acera, con esa sonrisa traviesa que se convertiría en su sello.

La escena era distinta. Más contenida, menos caricaturesca, quizás incluso más romántica. Pero faltaba algo. Faltaba la magia caótica de Carrie. Fue Patricia Field, la estilista detrás del universo visual de la serie, quien apostó por algo más atrevido: un tutú comprado por solo 5 dólares en una tienda de gangas. Una decisión que cambió no solo la estética de Sex and the City, sino también el lugar que ocuparía Carrie Bradshaw en el panteón de los íconos de moda.

El vestido azul de Marc Jacobs era precioso. Pero no era Carrie.


Quizás si esa escena alternativa hubiese quedado, hoy hablaríamos de la “era azul de Carrie”. Pero fue la elección más inesperada —un tutú blanco, un autobús lleno de barro, y una mujer que simplemente sigue caminando— la que marcó para siempre el comienzo de una historia de amor entre Nueva York, la moda y millones de fans.

Y eso, queridas lectoras, es lo que hace que una prenda se vuelva inmortal. Así que toca incorporar un vestido de satén en tono pastel a nuestro armario. Com adquirir el de Mark Jacobs es una utopía, el mercado nos ofrece otras alternativas como la de Zara, Stradivarius o Mango.








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